lunes, 28 de febrero de 2011

Empezando por el final

Buenas
Bueno, tras un fin de semana intenso de bonsai, toca contar lo vivido. Las reflexiones de lo visto y oído las dejaré para el último día.
El maestro elegido fue Julián de Marco. Lo conocimos el año pasado de la mano de un compañero de asociación, que llegó nuevo el año pasado. Él lo conocía de su etapa en el club de bonsai de Madrid (no sé su nombre), y empezó a hacer talleres con él. Al llegar a Burgos, sabiendo que hablábamos de buscar a un maestro para traer, él habló con Julián y se ofreció. Nos gustó y este año repetimos la experiencia. El horario fue sábado y domingo de 10 a 2 y de 4 a 8. El sábado se hicieron dos talleres, uno de turno de mañana y otro de tarde; y el domingo se hicieron una demostración sobre un pino negro español o pino laricio, un trasplante a una encina (todo por la mañana); y por la tarde (yo ya no pude asistir) un trasplante de un silvestris y una mesa redonda sobre cultivo: sustratos, granulometría, riego, etc.

Y ahora vamos a lo interesante (o a las fotos). Empezaré por el final, enseñando la demostración de Julián sobre el pino. La historia de este pino es dura. Recuperado hace lo menos diez años, ha pasado por las manos de varios maestros. En este tiempo, lo poco que pudieron hacer fue algún alambrado y pequeñas podas. Pero nada interesante. Es más, yo dudaba de que se pudiese sacar algo decente de este material.


Aquí vemos a Julián mirando el árbol, ni se quitó el abrigo, ya estaba pensando en cómo hacerlo. Lo primero que habló fue de crear el árbol dándole un ápice correcto. La rama seleccionada era una que ya estaba levantada, la tercera contando desde el ápice (de arriba a abajo). Nos explicó que esta decisión se debía a que estaba levantada, le daba una continuidad coherente al tronco, rompiendo ese arco monótono que hacía y a que las ramas superiores tenían un ángulo de salida difícil o imposible de modificar.
El maestro pensando en qué ramas cortar. Mientras hacía la demostración, tres compañeros nos pusimos a trasplantar una encina  (ya os enseñaré fotos) y preparar la tierra para ambos trasplantes, por lo que no tengo fotos del alambrado. Éste lo llevó a cabo Julián con ayuda de Rafa (muchos ya sabéis quién es) e Isaac, otro compañero.Se alambraron las ramas principales y se preparó al árbol para su trasplante.

El árbol ya sacado. Llevaba en la tierra de campo más de diez años, un error, pero que no resultó fatal para el árbol. Es más, sorprendió su buen estado de las raíces.
Aquí se ve a Julián trabajando el cepellón y a Rafa sujetando el pino.
Granulometría de la mezcla.
Se usó akadama de grano lo más grueso posible (5-7mm) y pómice. El pómice tenía un calibre mayor de 5mm, y en la foto podéis ver que hay piedras de un calibre considerable. Julián nos contó que era casi mejor para el pino, así tendría una buena aireación de las raíces y podría desarrollar considerablemente el cepellón.

Detalle del jin y de la vegetación, que tendrá que envolverlo en un futuro. La rama de la derecha (de la última fotografía) tendrá que eliminarse en un futuro, pero de momento se dejó para no matar la parte trasera del tronco según se mira desde el frente. Fue un diseño conservador para el pino, pero contando que se iba a realizar un trasplante.

El pino ya terminado, trasplantado y modelado. El hombre que sale en la foto fue el otro ayudante de Julián.
Y el pino terminado mientras Julián se asegura de que todo está en orden. Ya me diréis qué os ha parecido lo conseguido.

Un saludo y espero que os haya gustado.

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